El abordaje sobre el espacio público imprime la necesidad de intervenciones multidisciplinares, participativas con los diversos actores intervinientes o afectados (postitiva y/o negativamente) y bajo una gestión estratégica. Términos citados en infinidad de textos especializados pero que en muchos casos quedan como concepción teórica, lejos de su pragmatismo. Así, gestión, participación, intervención urbana constituyen expresiones escritas o de anhelo que no logran bajar a la acción.
Ante ello cabe cuestionarse, ¿cuáles son las causas que condicionan la gestión y participación en el desarrollo urbano?, ¿es factible poner en acción los conceptos del neourbanismo? ¿existe participación sin gestión? ¿son viables los proyectos sin comprender desde su concepción su gestión?
Desde la consultora QUID y el curso de posgrado Gestión Integral del Espacio Público, del cual formamos parte, destacamos la importancia de ampliar la mirada, abordando el análisis urbano desde la crítica constructiva y comprender la importancia de la gestión y de la participación en el proceso de crecimiento, adecuación, modernización y evolución de las ciudades desde la sostenibilidad y sustentabilidad.
Entender cuáles son los factores que conducen las propuestas urbanas, cómo condicionan las decisiones gráficas, económicas, legales y políticas, cuáles son los impactos que resultan de la detección u omisión de demandas y necesidades, cuáles son los “costos” de un proyecto sin gestión ni participación permite conocer y discernir la complejidad de la planificación urbana.
Los proyectos sin participación activa de los actores públicos y privados resultan en intervenciones sin cohesión social. Las planificaciones sin gestión desvalorizan la importancia del proceso del proyecto para que se lleve a cabo, resultando en ideas sin concreción.
En suma, la agenda urbanística exige salir del molde teórico, poner en acción aquellas palabras claves en la que todos concuerdan pero que pocos implementan